Amor sacro y Amor profano, de Tiziano



Nos encontramos ante una obra de Tiziano que se haya en el Galería Borguese de Roma, óleo sobre lienzo de 118 por 279 cm, también conocido como Venus y la doncella, que fue ejecutada entre 1515 y 1516 por encargo de Nicolo Aurelio, secretario del Consejo de los Diez de la republica de Venecia, cuyo escudo aparece en la fuente o sarcófago que aparece en la imagen.


Detalle del escudo de Nicolo Aurelio

Fue comprada en 1608 por Scipione Borguese. En 1899 el magnate Nathaniel Anselm Von Rothschild realizo una oferta de compra por 4 millones de liras, que fue rechazada. El titulo no proviene de Tiziano, siendo bautizado así dos siglos después. En el catalogo de la Borghese de 1613 era conocida como Belleza sin ornamento y belleza ornamentada, en 1650 como Tres amores, en 1700 como Mujer divina y profana, no siendo hasta 1693 cuando recibió el nombre de Amor sacro y Amor profano.

El cuadro se divide en tres elementos: 
  • en la parte central, una fuente o un sarcófago sobre el que reposan dos figuras femeninas delante y un niño juega desde atrás con el contenido de este; 
  • a la derecha aparece un paisaje con un castillo con una torre redonda, hacia el que se dirige un personaje a caballo;
  • y a la izquierda un pueblo con un campanario de iglesia y un lago en el que hay una escena de caza, una escena de pastoreo y un par de amantes.

Paisaje con castillo de la izquierda

Paisaje con pueblo y lago de la derecha

Este tipo de paisajes fue definido por Paolo Pino, contemporáneo de Tiziano y autor de Dialogo de la pintura, como “milagrosos”. Es aún más notable en cuanto que el  paisaje en sí, como “genero” se desconoce en su época, apareciendo los primeros ejemplos en el siglo XVII para triunfar en el XVIII. Los de este cuadro son considerados reminiscencia del Bajo Cadore y Pieve, zona de origen del pintor.

En la escena central, las dos mujeres son de belleza renacentista, idealizadas posiblemente, de características similares, por lo que se ha pensado que podría tratarse de la misma persona. 

La mujer de la izquierda aparece vestida lujosamente, quizá de novia, sentada junto a Cupido y asistida por la diosa Venus. Varios detalles sugieren que sea una novia: pelo suelto decorado con corona de mirto (planta sagrada de Venus), velo transparente sobre los hombros, rosas en su mano derecha, cinturón (símbolo de castidad), sujeta en sus manos una vasija llena de oro y gemas (símbolo de la efímera felicidad de la Tierra).



La diosa, desnuda, sostiene una lamparilla con una llama ardiendo, símbolo de la felicidad eterna del Cielo, influencia de la concepción neoplatónica renacentista de Marsilio Ficino, según la cual la belleza terrenal es un reflejo de la celestial y su contemplación preludio de la ultraterrena.


Otra corriente, liderada por el alemán Walter Friedländer, indica las similitudes con El sueño de Polifilo, de Francesco Colonna. En el sueño, la hermosa Polia, de quien esta inútilmente enamorado Polifilo, es aconsejada por Venus para que abandone su actitud de indiferencia.

En 1895 Wickloff indicó que podía inspirarse en la Argonautica de Valerio Flaco, en la que Venus persuade a Medea. Gerseffeld opinó que podría tratarse de un retrato de Violante, hija de Palma el viejo y amante de Tiziano, caracterizada como Venus.

En cuanto a la fuente, símbolo de la vida, también podría ser un sarcófago, símbolo de la muerte, lo que daría un matiz neoplatónico extra a la escena. Hay que tener en cuenta que durante el Renacimiento, en su afán recuperador de la Antigüedad clásica, era habitual convertir viejos sarcófagos romanos en fuentes.














Comentarios