El planeta de los simios VII. La película de Tim Burton en 2001




Se estrenó en 2001, dirigida por Tim Burton y protagonizada por Mark Wahlberg, Tim Roth, Helena Bonham Carter, Michael Clarke Duncan, Paul Giamatti y Estella Warren. Su desarrollo comenzó en 1988 con Adam Rifkin, pero fue cancelado en preproducción. El guión era de Terry Hayes e iba a ser protagonizada por Arnold Schwarzenegger, dirigida por Phillip Noyce y producida por Oliver Stone, Don Murphy y Jane Hamsher. Chris Columbus, Sam Hamm, James Cameron, Peter Jackson y los hermanos Hughes se involucraron luego y, con guión de William Broyles jr. y Tim Burton como director empezó el rodaje, con guión reescrito por Mark Rosenthal y Lawrence Konner. El rodaje se produjo entre noviembre del 2000 y abril del 2001, teniendo malas criticas pero éxito financiero.

El presente film es una versión de la novela de Pierre Boulle que rinde homenaje a la cinta de 1968, pero que también tiene elementos del resto de la saga. Así,, de la de 1968 tenemos: la caída de la nave en un lago, la pronta caza del protagonista y otros humanos por parte de los gorilas, su enjaulamiento y la aparición de espantapájaros; de la de 1970 la imagen de una mujer junto a una nave espacial y la incursión de los gorilas en la zona prohibida; de la de 1971 la aparición de un astronauta que resulta ser un simio y el salto hacia atrás en el tiempo; de la de 1972 la rebelión de los simios contra los humanos, narrada por un testigo de los hechos y registrada en el diario visual de la Oberon; y de la de 1973 la batalla final entre simios y humanos.

De la novela recupera al chimpancé que forma parte de la tripulación y una sociedad simiesca más evolucionada que la de la película de 1968. En este caso, es una sociedad que se inspira en cierto modo en la antigua Roma, sobre todo por la armadura que porta el general Thade, con dos simios enfrentados en el peto, la existencia de un senado, así como por la aparente división del ejercito en legiones, la vida de las clases aristocráticas, el uso de esclavos (en este caso humanos) para los trabajos de la casa, la compra-venta de esclavos (Limbo, el traficante, recuerda un poco al Batiato del Espartaco de Kubrick), la utilización de armas de filo y desconocer las armas de fuego (recordemos los fusiles que portaban los gorilas en la cinta de 1968), la búsqueda de influencias a través del matrimonio…El dato más revelador respecto a la adaptación romana de la sociedad simia es la familia de Thade, la más respetada, que dice ser descendiente directa de Seamus, el fundador de la sociedad simia, tal como ocurría con la familia Julia, a la que pertenecía Julio Cesar, que se decía era descendiente de la diosa Venus, madre de Eneas, troyano que se salva de la destrucción de su ciudad y que, huyendo, creara una colonia de la que nacerá Rea Silvia, madre de Rómulo y Remo, que nacerán tras ser violada su madre por el mismísimo Marte, dios de la guerra, de modo que en la genealogía de la familia hay, nada más y nada menos, que dos dioses y los fundadores de la ciudad de Roma.

Luego hay elementos novedosos, caso de la aparición de la estación espacial Oberon, que hace practicas con simios mejorados genéticamente para explorar el espacio y no arriesgar vidas humanas, el que los simios estén más próximos a lo que actualmente son que a lo que se muestra en las películas anteriores, capaces de dar saltos enormes y matar con sus propias manos. Otro elemento novedoso es que los humanos no han perdido la capacidad de hablar, como pasaba en la versión protagonizada por Charlton Heston, hecho que no quedaba explicado, por cierto.

Redundando en el tema de la inspiración romana para la sociedad simia, por parte de los guionistas de esta película, los humanos son equiparables a los bárbaros, que por un lado son esclavizados y por otra aniquilados para proteger el modo de vida simio, aunque este es un elemento que también estaba presente en la cinta original.

En este film, respecto al original, lo que es visto como una simpatía por lo que empieza como lo que se cree que es un acto de imitación de la capacidad de escribir del personaje de Charlton Heston por parte de la chimpancé, aquí es un enamoramiento en toda regla por parte de la simia respecto al humano, al que ve distinto a los demás, rivalizando con una humana, que también se siente atraída por él.


En fin, si están interesados por conocer mejor la historia, pueden leer el resto del artículo a continuación.




Primera sorpresa. Un chimpancé astronauta, que en realidad esta volando en un simulador y esta siendo entrenado por un humano, Leo Davidson (Mark Wahlberg). “Has perdido. Otra vez”, le dice al simio. Pronto vemos una nave que pasa cerca de Saturno, la estación espacial de la Fuerza Aérea de los EEUU Oberon. Estamos en el 2029. El protagonista pertenece al grupo de entrenamiento de simios para misiones de vuelo y tiene cierta envidia de sus alumnos, que pueden volar mientras él no. La nave localiza una tormenta electromagnética. Los mandos ordenan mandar al simio, de nombre Pericles, en misión de exploración. La nave se desvía del rumbo designado y pierden comunicación con él. El entrenador decide acudir en su busca y ocupa otra de las naves, sin autorización. “Jamás envíe a un mono a hacer el trabajo de un hombre”, le dice a su superior. 

Pericles y Leo Davidson, astronauta y adiestrador


Pronto localiza a la nave del simio, pero pierde la comunicación con la Oberon y es absorbido por la tormenta y aparece en otro punto, quemándose los mandos y estrellándose contra la superficie de un planeta, en un lago rodeado de vegetación, en el que se hunde y ha de salir nadando. 

Ya en tierra firme, observa los árboles que lo rodean y se encuentra con un hombre y una mujer (Kris Kristopherson y Estella Warren), que huyen de algo, pronto aparecen más humanos y él huye también. Surgen simios por todas partes que empiezan a capturar a los humanos desde las ramas de los árboles y desde caballos. Pronto todos son capturados por las bestiales criaturas y llevados a un transporte, siendo tratados con crueldad. “Ese humano me ha mirado”, exclama el que parece que es el jefe de los simios, un chimpancé, el general Thade (Tim Roth) ante el asombro del piloto. El transporte, con un tiro de humanos, parte hacia la ciudad de los simios, que se ve a lo lejos.

Camino de la ciudad de los simios

Llega a ciudad simio y observa a orangutanes, chimpancés y gorilas en actitudes similares a las humanas, con pequeños simios que apedrean a los humanos del carro. De entre la gente surge una chimpancé, Ari (Helena Bonham Carter), que reprende a las crías, que le llaman “amante de los humanos” despectivamente y se dan golpes en el pecho.

Los humanos son llevados ante un orangután, Limbo (Paul Giamati) que exclama “estos son los humanos más sucios, andrajosos y malolientes que he visto en mi vida”, pero se los queda. Son bajados por los ayudantes del orangután con brutalidad, separados por sexo. Mientras son separados aparece el General Thade, que busca una mascota para su sobrinita. Limbo le recomienda un humano, pero le advierte de que hay que deshacerse de él cuando llegue a la pubertad, “si hay algo que jamás hay que tener en casa, es un humano adolescente”. La cría de chimpancé se encapricha de una niña, que es tomada y entregada a su propietaria junto a un collar. Al despedirse, el General olisquea al traficante de humanos y le dice “apestas a humano”.

A continuación Limbo da la orden de sacar a los humanos para marcarlos con un hierro candente con forma de tridente. La primera es Daena, la rubia con la que se encuentra el protagonista al llegar al planeta. Cuando va a ser marcada la segunda humana, se presenta Ari y arrebata el hierro al rojo. Mientras hablan la chimpancé y el orangután, el Leo captura a Ari y le pide ayuda para salir. Ari le ofrece al orangután comprarle al astronauta y a Daena, aceptando a cambio de una cifra que promete ser importante. 

Apestas a humano


La siguiente escena se desarrolla en casa del senador Sandar (David Warner), al que oímos desde fuera invocar a Seamos, dios de los simios: “Humanos salvajes en mi casa”, a lo que Ari replica que este es diferente, refiriéndose a Leo. El senador le ordena que lo oculte, ante la mirada de Daena que parece celosa por la atención que le da la chimpancé al humano.

En la cocina del senador, Leo le pregunta a Daena como han conseguido los simios llegar a dominar sobre los humanos. Leo le dice que, de donde él viene, los humanos son superiores a los simios. Daena le pregunta de que tribu es y él le contesta que de las Fuerzas Aéreas y que piensa volver. Ante ellos se presenta un gorila, Krull (Cary-Hiroyuki Tagawa), exmilitar al servicio del sanador y enemistado con el general Thade por arruinar este su carrera y se lleva a Leo de camarero a la mesa del senador, donde oye a los invitados hablar de cómo echan de menos vivir entre las ramas. Entonces se presenta Thade, que viene de visitar a su padre moribundo y se queja de la abundancia de humanos, proponiendo esterilizarlos. Thade dice que “el radicalismo, en defensa de los simios, no es ningún defecto” y le dice a Ari que sus ideas amenazan la prosperidad de los simios.

Ari les muestra el trajecito de una muñeca, hecha por un humano de su propiedad, y dice que eso demuestra que ellos tienen una cultura, a lo que Thade responde que “en la cultura de los humanos todo ocurre de cintura para abajo”, riéndole todos la gracia.

El Coronel Attar (Michael Clarke Duncan) reprende con un gruñido al senador Nado (Glen Shadix), un orangután, cuando este pretende empezar a comer y bendice la mesa: “Te damos gracias Seamos por los frutos de la tierra. Bendícenos santo padre que creaste a todos los simios a tu imagen y semejanza. Haz que llegue el día en que regresaras y traerás la paz a tus hijos. Amen”.

El senador Nado exclama “ya solo falta que nos digan que esas bestias tienen alma”, a lo que Ari contesta que “claro que la tienen”, provocando el enfado del coronel Attar, que considera tal afirmación como “rozando la blasfemia”, momento en el que Thade pone la zancadilla a Leo, coge a este, le habré la boca y dice “¿Hay un alma ahí dentro? y lo hecha a un lado. Ari, ante tal trato, se marcha diciendo que ha perdido el apetito. El senador Sandar le hace una seña al militar, que parte tras ella.

¿Hay un alma ahí dentro?


Thade le dice que jamás le han gustado las cenas de sociedad, que ha venido para verla, a lo que Ari contesta que el detalle es bonito, pero que pierde el tiempo. Thade le dice “mis sentimientos no han cambiado. Todavía me importas”, a lo que la chimpancé replica “A ti solo te importa la influencia de mi padre y tu propia ambición”. El general le dice que el alboroto que ha armado podría ser razón de encarcelamiento, a lo que ella contesta que lo volvería a hacer. Thade dice “Tanto como sientes por esos humanos y, en cambio, no sientes nada hacia mí”, se va de un salto y se encuentra con unos gorilas que le informan de un hallazgo.

En las jaulas para humanos del senador, Leo fuerza las puertas con un cuchillo. La pareja de criados de la casa le advierte de un toque de queda, que lo mataran de inmediato si lo ven por la calle. “Quedarse aquí es morir”, contesta el piloto, que le pregunta a Daena si es capaz de llevarle al sitio en que los capturaron. Ella le contesta que solo si va con su familia. Parten ellos dos, más el criado de la casa.

Thade y los gorilas parten de la ciudad hacia el rastro de árboles destruidos por la caída de la nave de Leo. “Aquí. En este lugar lo vimos. Algo calló del cielo con alas de fuego. Hubo un ruido atronador y la tierra se estremeció”, dice uno de los gorilas. “¿No lo habréis soñado?, pregunta Thade. “Estábamos bien despiertos. Vea eso” y señala a los árboles arrasados por la nave. “¿Se lo habéis dicho a alguien más?”, pregunta el general. “En absoluto, señor. Pensábamos que solo debíamos informarle a Vd.”. “Habéis hecho lo correcto”, responde, se separa de ellos y se lanza con una cuchilla en cada mano, matándolos brutalmente.


Una patrulla de gorilas por las calles de la ciudad, uno huele algo, el otro le dice que lo ignore. Aparecen Leo, Daena y el criado: Llegan donde esta el padre de la chica y Leo lo libera, junto al resto de cautivos. “Ella ha prometido llevarme hasta el lugar donde nos capturaron”, le dice a Karubi (Kris Kristofferson), padre de la chica. Uno de los otros se abalanza sobre el criado “Este es uno de esos humanos domésticos. Piensa que es mejor que nosotros, que es medio simio”. Parten todos y tropiezan con un grupo de chimpancés vestidos con chupas de cuero, a través de varias casas, interrumpiendo momentos íntimos de sus habitantes, y llegan a la casa de la sobrina de Thade, que esta con su pequeña mascota humana, que es rescatada por ellos, a la vez que el revuelo atrae la atención de los gorilas, pero los eluden hasta encontrarse con Ari y Krull. “Tenéis suerte que os haya encontrado antes que los otros. Estáis rodeados. Venid. Volved a casa. Razonare con ello”, a lo que Karubi contesta “Sabemos como razonan los simios”. Leo pregunta a Ari “¿Cómo se sale de la ciudad?”. Krull le pide que no se mezcle con esos humanos. Leo le pregunta porque se ha arriesgado por ellos y ella le contesta que porque no es como los demás. “Ayúdanos a salir de aquí y te enseñare algo que cambiara tu mundo para siempre”. Ella le mira y le dice “Cuando era niña solía salir a escondidas de la ciudad, donde nadie me encontrara”. Krull le advierte: “Si nos descubren con ellos, ni tu padre podrá ayudarnos”.

Llegan junto a un destacamento de gorilas y el coronel Attar los ve pasar, lanzándose contra los fugitivos, que son protegidos por Karubi, retenido por el Attar y muerto por Thade por la espalda.
 “¿Dónde están los humanos?”
 “Han entrado en los túneles”.
 “Encuéntralos y acaba con ellos, menos con el alborotador. Quiero hablar con él antes de que muera”.
 “Señor, la hija del senador va con ellos”
 “¿La han capturado?”
 “Les esta ayudando”
 “No tendrá elección. Amenazarían su vida. Informare al senado personalmente de este asunto. Se golpearan el pecho y solicitaran mi ayuda.”

El grupo de los humanos fugitivos sale del tunel por una cabeza de mono. Ari dice que el padre de Daena era un hombre valiente y esta se revuelve contra la chimpancé, que se defiende. Localizan el punto en que se estrelló la nave. “No se puede explicar lo que jamás ha existido”, dice Krull. “Los monos que hablan no pueden existir”, contesta Leo. El gorila se abalanza sobre el humano.”Simio. Los monos están muy por debajo en la escala evolutiva, justo por encima de los humanos” y lo libera. Ari le pide que se calme. Leo se dirige al lago y Ari se asusta, explicándole su criado a Leo que los simios temen al agua porque no saben nadar, a lo que Daena contesta que por ello rezan para que llueva. Leo se sumerge, llega a su nave, la chica se le une y encuentra a los gorilas asesinados por Thade. El piloto la rescata y llegan a la orilla. “Creía que le teníais miedo al agua. Dos monos están… Simios. Hay dos en el fondo”. Krull le advierte “Alguien más sabe que estas aquí”.

Leo saca un arma y un comunicador de una bolsa estanca y enciende el artilugio. “Brujería”, exclama Krull. “No es brujería, es ciencia”, contesta Leo. Advierte una señal. Ari le pregunta, asombrada, “¿quien eres?” “Soy el capitán Leo Davidson de las Fuerzas Aéreas, de un planeta llamado Tierra”. “¿Vuestros simios os permiten volar?” “Nuestros simios viven en zoos y los dominamos (…) Tengo 36 horas para encontrarme con mis amigos y salir de esta pesadilla” “¿Y que será de nosotros? ¿A dónde iremos?” Dice uno de los humanos huidos de Limbo, que aparece de repente y salta sobre él. “No iréis a ninguna parte. Todavía me pertenecéis” Los humanos se defienden del orangután, pero aparecen los gorilas de este y los intentan capturar. Leo hace una exhibición de fuerza con su arma recuperada de la nave, provocando la huida de los gorilas y el apaciguamiento del traficante. “Al suelo”, ordena Leo. Limbo se postra. “Mátalo”, pide Daena. “Mátalo y te habrás rebajado a su nivel”, dice Ari. “Exacto. Le he oído hablar de la igualdad entre simios y humanos, separados pero iguales”, dice el traficante mientras intenta tomar un arma a su espalda con sus pies prensiles. Leo se da cuenta de la treta y dispara contra el arma. “Creo que estoy estorbando, así que lo mejor será que me vaya”, intenta irse Limbo, pero es retenido por Ari. “Les dirá donde estamos”, dice Daena. “Será nuestro invitado. Encadenadlo”, ordena Leo


Leo apuntando a Limbo



Leo avanza, Krull se lanza sobre él y de un golpe rompe la pistola. “¿Por qué lo has hecho?”, pregunta al gorila. “Podrías utilizarlo contra nosotros. No lo permitiré”. “¿Quién ha inventado esa cosa?”, pregunta Ari. “Esa cosa iba ha mantenernos con vida”, contesta Leo. “Estamos mejor sin ella”, replica la chimpancé. “¿Por qué dices estamos?”, pregunta Daena.

Una especie de templo o edificio gubernamental de los simios, Thade y el senador Sandar.
“Jamás pensé que esos humanos fueran capaces de secuestrar a mi hija” “No se preocupe, senador, Su familia siempre ha sido compasiva con los humanos, y así se lo han pagado”
“¿Podrá encontrarla?”
“Si no estoy atado de manos”
“¿Qué quieres?”
“Declare la ley marcial, déme el poder absoluto y liberare este planeta de los humanos para siempre. Ahora no es momento de indecisiones. Tiene que hacerlo. Soy el único que puede devolverle a su hija con vida”
El Senador se lo piensa y le da un golpe suave en el pecho, dando su aprobación. Aparece el coronel Attar. “No esta en la ciudad”
“Hemos subestimado a ese humano. Le daré caza personalmente”. 

Hemos subestimado a ese humano. Le daré caza personalmente


De un salto se sube a caballo, pero se presenta un pequeño mensajero.
“Tu padre me envía a buscarte. Debes venir enseguida”
“Alerta a las avanzadas, que no dejen pasar a los humanos”, ordena a Attar
“Así se hará, señor”
“Además de mi padre, en quien más confió es en ti. No solo somos soldados, somos amigos. Dependo de ti".


“Tengo muchas preguntas que hacerte”, dice Ari mientras pasan por un paisaje árido, dejando atrás el bosque. “Yo también”, contesta Leo. “Esos zoos de los que has hablado. No conozco esa palabra”
“En los zoos están nuestros últimos simios”
“¿Qué les ocurrió?”, pregunta Krull.
“Desaparecieron, después de talarles sus bosques. Los que sobrevivieron fueron encerrados en jaulas o fueron utilizados para experimentos científicos”.
“Eso es horrible”, contesta Ari.
“Si. Y con nuestra especie somos peores”.
“No lo entiendo. A mí me parece que tenéis una gran inteligencia”.
“Si, somos inteligentes, y cuando más inteligentes somos, más peligrosos nos volvemos”.
“Lo sabia. Eres sensible. Es algo poco corriente en un macho”
“¿Por qué vuestros simios no protestan si los tratáis tan mal?”, pregunta Krull.
“Nuestros simios no saben hablar”
“Quizá hayan preferido no hacerlo. Si los tratáis así”, Dice Ari


La casa del padre (Charlton Heston, protagonista de la película de 1968) de Thade, con forma de casco o militar y con varios guardias. Thade se presenta con respeto.
“Padre”
“No me queda mucho tiempo. Háblame de ese humano que te perturba”
“Se que lo capturaré. No será difícil”
“No me lo estas contando todo. Tú crees que ese humano no ha nacido en este mundo. ¿Sabes si ha venido solo?”
“Si”
“Entonces, vendrán más a buscarle”
“¿Cómo puedes saber eso?”
“Tengo que contarte algo. Algo que me contó mi padre y que su padre le contó a él. Algo que se remonta en nuestra genealogía hasta Seamus. En un tiempo anterior a todos, nuestra especie era esclava y los humanos eran los amos”
“Eso es imposible” Su padre señala un símbolo llameante, entre dos estatuas de simio y bajo otra estatua del propio Seamus. Thade se dirige allí
“Rómpelo”, ordena. De los trozos aparece una pistola.
“Lo que tienes en las manos es la prueba de su poder. Su poder de invención. Su poder tecnológico. Contra eso, nuestra fuerza no sirve de nada. Eso tiene el poder de un millar de lanzas. Te lo advierto, su inteligencia va pareja a su crueldad. Ninguna criatura es tan retorcida, tan violenta. Debes encontrar a ese humano. Enseguida. No dejes que llegue a Calima”
“¿La zona prohibida?”
“Calima guarda el secreto de nuestros verdaderos orígenes. Yo les maldigo”
“Te aseguro que le detendré, padre”
“Les maldigo. Mándalos a todos al infierno” y muere ante su hijo.

No me queda mucho tiempo. Háblame de ese humano que te perturba

La comitiva de Leo llega a un punto con una especie de espantapájaros simiescos. El piloto pregunta sobre ellos y Daena le dice que “los simios los colocan donde no quieren que vayamos “.
“¿Qué hay tan importante al otro lado de la colina?”, pregunta Leo.
“Lleva directamente a las ruinas sagradas de Calima”, contesta Krull.
“¿Qué es eso?”
“¿Calima? Es donde, según nuestras sagradas escrituras, fue donde empezó la creación, donde el Todopoderoso insufló la vida a Seamus, el primer simio, en un tiempo anterior a todos”, contesta Ari
“Es el lugar donde Seamus regresará”, añade Krull.
“Por supuesto, la mayoría de los simios cultos consideran estos conceptos religiosos cuentos de hadas, metáforas que utilizamos para explicar nuestros orígenes. Yo dudo de si existió ese tal Seamus”, dice Ari.
Leo mira su brújula y dice “pues allí esta mi tripulación y es donde iremos”

Atraviesan el campo de espantapájaros y se encuentran con un campamento de tiendas rojas de los gorilas, ante un lago. Leo decide pasar el obstáculo de noche.


¿Qué hay tan importante al otro lado de la colina?


En el campamento, los gorilas juegan a cartas y uno de ellos hace trampas, provocando un alboroto que atrae la atención del coronel Attar, que los separa por quien está al mando.
“Este campamento es una deshonra. Unos humanos han escapado”
“si intentan pasar por aquí los aplastaremos”
“Estos humanos son distintos. Viajan con algunos simios”. Los del destacamento se ríen y Attar asume el mando para que el campamento esté preparado.

Estas haciendo trampas

De noche la comitiva de Leo roba unos caballos para atravesar el río. Ari se asusta ante la perspectiva del agua y el piloto la tranquiliza: “Tranquila. Los caballos saben nadar. Te llevaran a la otra orilla ¿De acuerdo?”. El terrestre lanza una bengala al aire y se lanza al galope, atrayendo  a los gorilas.
“Escucha mis plegarias Seamus, padre de todos los simios”, reza el coronel Attar mientras tanto.
Cruzan los humanos el campamento al galope y Leo empieza a quemar tiendas, provocando al coronel, que lanza un artefacto incendiario que provoca la caída de Ari de su caballo. Leo quema la tienda de Attar, que lanza unas cadenas a los pies del caballo del piloto, que cae y tiene que huir a pie. Encuentra a Ari y le dice que tiene que nadar. “Eh. No te soltare. Vamos” Atraviesan el río entre llamas lanzadas por los gorilas. El tratante de esclavos dice que no hace falta que lo vuelvan a encadenar, que no va a intentar escapar, que los gorilas han intentado matarlo”
Una vez todos al otro lado del río, Krull dice que hay que apresurarse, que los soldados encontraran un paso río abajo.

Los gorilas y sus artefactos incendiarios



Thade aparece en el campamento y pregunta “¿Dónde están?”, a lo que Attar contesta que han cruzado el río.
 “¿Y no los has detenido?”
“Iban montados a caballo, señor”
“¿Caballo?”
“Nuestros caballos, señor”
Thade se enfurece. “Disculpa, amigo mío. No estoy furioso contigo. Acabo de perder a mi padre”
“Era un gran líder. Su familia es descendiente directo de Seamus y ahora le toca a Vd. ser el líder”
“Forma las divisiones”
“Formad divisiones. Listos para el combate. Preparados para marchar” y empiezan a moverse, a la vez que más tropas parten de la ciudad.


“Mañana llegaremos a Calima”, dice Krull, que sube a un mejor punto desde el que vigilar.
“Se quedará ahí toda la noche”, dice Ari
“Es un soldado ¿Verdad?”
“General. Bueno. Lo era. Hasta que se enfrentó a Thade. Y cuando Thade arruino su carrera mi padre le ayudó. Era un gran soldado. Attar era su mejor pupilo y ahora son enemigos. Me gustaría ver tu mundo”
“No así. Seguramente te pincharían y te meterían en una jaula”
“Tu me protegerías. Creen que vas a salvarles, pero mañana, cuando encuentres a los tuyos, no te veremos más.”
“Eso es lo que he tratado de decirles. No les he prometido nada”
“No. Solo llegaste de las estrellas”  Daena los oye y sale corriendo.

Amanece. La comitiva a caballo llega a Calima, una enorme nave espacial que sorprende a Leo. Penetra en ella corriendo.
“Dijiste que vendrían a buscarnos”,  dice Daena
Leo encuentra un cráneo entre el polvo, humano, y encuentra la palabra Calima, rodeada de polvo. Al quitar los restos acumulados durante siglos descubre lo que realmente es: el rotulo de Caution Live Animals. “No. Es imposible” encuentra las jaulas de los simios, el puesto de mando.
“¿Qué es?, pregunta Ari
“Es mi nave”
“Pero estas ruinas llevan aquí miles de años”
“Llegue aquí hace solo unos días”, pone la mano y se abre la puerta del puesto de mando, ante la sorpresa de todos. Entra y se da cuenta de que su intercomunicador captaba al Oberon. Accede al ordenador de la nave, que funciona con energía nuclear, eterna, y desde este al libro de abordo, donde escucha al comandante de la nave:
“Estamos buscando al piloto perdido en una tormenta electromagnética. No hemos tenido ninguna comunicación desde que nos estrellamos. Este planeta esta inexplorado y deshabitado. Los simios que traíamos han sido de mucha ayuda. Eran mucho más fuertes e inteligentes de lo que habíamos imaginado”
Luego a la jefa de los cuidadores:
“Un macho llamado Seamus, al que yo misma críe, ha tomado el mando del grupo. Tenemos armas, pero no se cuanto podremos resistir. Quizá supe la verdad cuando eran jóvenes… Eran buenos alumnos” y se oye un grito y se corta
Leo se percata de que todos murieron al intentar buscarlo. “Nosotros vivimos gracias a ti”, le dice Ari, intentando animarle. Salen de la nave y se encuentran a más humanos que se acercan de todos lados a la nave.
“¿Quines son?”
“Tu historia se extiende por las aldeas. Todos quieren ver al humano que desafía a los simios”, contesta el criado de Ari
“Diles que se vayan”
“¿A dónde? Lo han abandonado todo para estar contigo”, dice Daena

Leo se aparta para reflexionar, mientras los tres simios se juntan ante la multitud humana.

Calima

Aun de noche, el chaval joven que fue esclavo de Limbo se encuentra la columna del ejército simio mientras actúa de explorador, los simios se iluminan con antorchas. Cabalga para avisar.
“Se acercan” comunica a Leo y al resto.
 “¿Cuántos son?”, pregunta Krull.
“Sus antorchas se pierden en el horizonte”
“Thade trae a todas sus legiones. El Senado habrá capitulado. Ahora no responde ante nadie”
“Llévate a tu gente de aquí. Que se escondan en las montañas, ahora que aún pueden”, pide Leo
“A mí no me harán caso”, responde Daena
Leo sube a caballo y clama “Esta batalla no la podemos ganar. Lo mejor es que os disperséis. Yo les desviare. Me quieren a mí ¿Lo entendéis? Marchaos. Vamos”.
Nadie se mueve. “Inténtalo hacérselo entender. No vendrá ninguna ayuda”, le dice Leo a Daena, que le responde “Tu has venido”

El campamento de los simios. Se acerca Krull y lo detiene el coronel Attar.
”Alto. Acércate e identifícate ahora mismo. ¿Cómo te atreves a aparecer por aquí?”
“No ha sido decisión mía” De detrás del gorila aparece Ari.
“Quiero hablar con Thade”. Attar la deja pasar, seguida por una escolta de gorilas.
Thade la recibe entre gruñidos.
“¿Por qué has venido?” Kira le tiende la mano con sumisión
“Para estar contigo” y se arrodilla.
“¿Un canje? ¿Es eso lo que propones? ¿Tu a cambio de los humanos? Ya siendo solo una cría acogías a humanos desamparados. Tu familia te consintió todos tus caprichos. Y ahora mira en que te has convertido”
“Estaba equivocada. Perdóname”

Thade le huele la mano “¿Quieres ser humana? Pues lleva su marca” y la quema con un hierro de marcar con un tridente en la palma. Aparece Attar y le dice “Dejadla regresar. Podrá morir con sus amigos mañana”.

En la Oberon, mientras oye Leo la transmisión, Ari se presenta.
“Lo siento mucho”
Soy el responsable de todo. Jamás regresare a casa. Igual que ellos”, refiriéndose a la tripulación de la nave. Se da cuenta de la quemadura en la mano de la chimpancé, en forma de tridente.
“Tampoco puedo volver a casa. Quizá no seamos tan distintos”
“No. Somos distintos. Tu te preocupas de todos menos de ti”
“No importa. Simios, humanos, mi planeta, tu planeta. El Universo parece recompensar la crueldad con el poder”

Leo oye una señal de los mandos y ve el depósito de combustible lleno y preparado. Corre al exterior.
 “Creo que hay una posibilidad, pero solo una”, dice a la chica, al vigía que detectó el ejercito simio y al otro humano que huyó con ellos de las jaulas de Limbo. “Tenemos que conseguir que se acerquen. Quiero a esa gente detrás de la nave, pero que no se escondan. Les tiene que ver”
“¿Y nosotros?”, pregunta Daena
“Estaréis a caballo delante de la nave. Seréis el cebo”
“No me moveré hasta que tu lo ordenes”, dice el vigía.
“Tu no estarás aquí”
“Puedo luchar igual que ella”
“Si. Se que puedes, pero te necesito detrás. ¿De acuerdo? Vamos. Tenemos una sola oportunidad”

Junto al grueso de humanos
“Bien. Escuchadme todos. Se me ha ocurrido una idea. Tenemos una oportunidad, pero necesitare que todos vayáis detrás de la nave. Podemos ganar. Ya ocurrido antes. En mi planeta. Nuestra historia esta llena de hombres que hicieron cosas increíbles. Ahora esa historia os pertenece. Escuchad. A veces, unos pocos marcan la diferencia. Adelante. El día que esperabais ha llegado. Hoy por fin plantareis cara a los simios. Vamos”
Aparece Krull. “Leo, sabes que no puedes derrotar a ese ejercito”
“Pero podemos sorprenderles y confundirles. Tendremos una oportunidad”
“No conoces a Thade. Seguirá yendo a por ti, pase lo que pase”.
“Ya cuento con ello”


Los simios parten de su campamento. Los mandos a caballo, el resto infantería.

“Todo el mundo detrás de la nave. Vamos. Llevaos también a esos niños. Daros prisa. Todos tras la nave”, apremia Leo. Krull, Daena y algunos humanos más, a caballo, actúan de cebo.

Thade se huele algo

Se presenta el chaval, con ánimo de ayudar. Le piden que se vaya y se niega.


Thade manda la primera oleada, todos gorilas que corren a cuatro patas. Los jinetes humanos retroceden y el chaval cae del caballo. Leo corre a ayudarlo, lo libera y regresa a la posición. Los simios persiguen a Leo, que llega y toma el acceso remoto a la nave y enciende los motores, que lanzan una enorme llamarada que hace caer a la oleada de gorilas y sorprende a Thade. El depósito se agota.

Leo perseguido por la primera oleada

“Esperad”, ordena Leo. Los simios de la primera oleada empiezan a reaccionar y el piloto ordena el ataque de los suyos, que atacan a garrotazos.
“Tienen un arma muy poderosa. No podemos derrotarlos”, dice el coronel Attar. Thade observa al enemigo. “Estoy harto d estos humanos” y se lanza al ataque, siendo seguido por el resto de su ejercito. Cuando esta cerca del enemigo salta del caballo con un gran salto para matar humanos con sus propias manos. Krull, Ari y Limbo defienden a los humanos. Daena es salvada por Ari y la humana descubre el tridente marcado a fuego en la palma de la chimpancé.
Attar localiza a Leo y se lanza por él, pero se encuentra con Krull. “Yo lucho contra Thade, no contra ti”, dice el antiguo general destronado, a lo que su antiguo pupilo contesta: “En ese caso luchas contra mí”. Ambos dejan sus armas para luchar con su propias manos, venciendo el lugarteniente de Thade.

Thade se abre paso matando humanos hasta llegar a Leo, al que lanza al aire. 

Thade dispuesto a matar a Leo


En ese momento se oye un estallido y se detiene la batalla. Aparece un destello en el cielo. Todos, simios y humanos, observan el fenómeno asombrados. Es una nave de la Oberon, que aterriza y sale de ella un astronauta con traje y casco, que al levantar la visera resulta que ser Pericles, el chimpancé entrenador por Leo, que es tomado por Seamus.

El aterrizaje de Pericles en medio de la batalla


Los simios se postran ante Pericles. Leo se acerca. El chimpancé saluda a su antiguo entrenador. “Pericles. Has aterrizado mejor que yo”

Thade se acerca a Attar, que le dice “Señor. La profecía es cierta. Seamos ha regresado a nosotros”

Señor, la profecía es cierta


Leo ayuda a Pericles a salir de la nave. “Ven. Vamos a explicarles la evolución a los monos” Toma una bolsa y se dirige a los simios, pero Pericles se escapa nave adentro, siendo perseguido por Thade, que es detenido por Leo. Caen ambos nave adentro. Thade golpea a Leo, que es defendido por Pericles, que es maltratado por el general. Leo toma su pistola y dispara a Thade, que lo desarma. Ambos se quedan mirando la pistola a lo lejos. Thade llega primero y la consigue. Llega Ari y encuentra a Pericles herido y sangrante. Thade disfruta con el arma recién conseguida, la dispara accidentalmente y atrae la atención de Ari y los demás. Leo levanta las manos. Aparece el coronel. Pericles se refugia en su antigua jaula. Thade se dispone a disparar a Leo, que pulsa el cierre de la estancia y la bala empieza a rebotar por todas partes. El general se ve atrapado. “Él nos convertirá a todos en esclavos. Mátalo”, ordena a Attar.
“Escucha. Este es vuestro origen. Nosotros os trajimos. Es la verdad. Juntos vivíamos en paz. Seamus fue el que acabo con todos”, cuenta Leo al coronel, que gruñe. “Esta mintiendo”, grita el general. “Ayúdame. Vamos amigo. Mátalo”. Attar se vuelve hacia leo y responde a Thade “Todo cuanto había creído es mentira. Tu y tu familia nos habéis traicionado. Jamás volverte a ayudarte”
Thade descarga el arma contra su antiguo amigo y se dirige a Ari, viendo el tridente que él mismo marco en la palma y la negación de ella en prestarle ayuda, por lo que enloquece atrapado tras un muro de plástico. Cuando se disipa el humo lo encontramos escondido bajo una de las mesas de la estancia, derrotado.
Leo encuentra a Pericles en su antigua jaula. “¿Estas bien? Has vuelto a casa. Sal de ahí. Ya ha pasado todo” En eso sale Limbo de las sombras de una de las jaulas. “¿Se ha acabado? Estaba preparándome para entrar en acción.”

Fuera se ve los uniformes rojos de los gorilas y a Ari enterrando a Krull. “Dejaremos las tumbas sin identificar. Nadie que venga aquí podrá distinguir entre simios y humanos. Se les hará funerales conjuntos y así será a partir de ahora”, dice Attar, ahora jefe del ejercito, tras el cual se arrodillan unos gorilas.
Leo entrega Pericles a Ari. “Cuida bien de él”, le dice el humano. “Bueno. Te prometo que no lo encerrare en una jaula”. Limbo esta curioseando la nave de Pericles y pulsa un botón que hace que empiece a sonar, atrayendo la atención de Leo, que descubre las coordenadas de la tormenta electromagnética. “¿Sabes? Significaría mucho para todos que te quedaras, y seria muy importante para mi”, le dice Ari. “Tengo que irme. He de aprovechar la oportunidad de volver” La chimpancé asiente. “Algún día contaran la historia de que un ser humano vino de las estrellas y cambio nuestro mundo. Algunos dirán que solo es un cuento de hadas, que nunca existió, pero yo sabré la verdad”. Leo la besa en los labios y sube a la nave. Limbo le agradece que le “haya abierto los ojos a un nuevo mundo de comercio con los humanos”. Leo observa a Daena, desconsolada. “Tal vez regreses” y se besan, tras lo que ella corre.

Te prometo que no lo encerrare en una jaula

Leo pone en marcha la nave y despega hacia la tormenta electromagnética, la atraviesa y retrocede en el tiempo. Llega a la tierra, a Washington DC.
“Control trafico aéreo detecta una nave no identificada. Cambie la frecuencia a 121.5 megahercios ztc aeronave no identificada ¿Me recibe? Cambio.”
”Le recibo”
“Aeronave no identificada. Esta en espacio restringido”
“Solicito permiso para aterrizar”
“Esta fuera de rumbo. Fuera de rumbo. Anule el aterrizaje. Aborte”
“No puedo”
Cae ante el monumento a Lincoln. Sale de la nave y entra en este, descubriendo, atónito, que la estatua es en honor de Thade. “En este templo, como en el corazón de los simios, para quien salvó el planeta, se venera la memoria del general Thade”

Oye sirenas de policía, que resultan ser simios y ante los que se rinde.


En este templo, como en el corazón de los simios, para quien salvó el planeta, se venera la memoria del general Thade











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