El Guernica según Santiago Sebastian II




Desde el momento de la presentación del Guernica en el pabellón español de la Exposición internacional de Paris de 1937 ya se advirtió que se trataba de uno de los cuadros más importantes del siglo XX, comparable a obras maestras del pasado como La Gioconda o Las Meninas. Para entenderlo hay que hablar de la importancia de los sueños. Según Chirico “Todo objeto tiene dos aspectos: el aspecto común, que es el que generalmente vemos y que todos ven, y el aspecto fantasmal y metafísico, que solo ven raras personas en momentos de clarividencia y meditación metafísica”.

Los sentidos reaccionan ante fenómenos visuales o sonoros, que son trasladados desde el reino de la realidad al de la mente. Dentro de esta se convierten en sucesos psíquicos cuya naturaleza última no puede conocerse porque la psique no puede conocer su propia sustancia psíquica. Además, cada hecho o fenómeno es desconocido en ciertos aspectos porque no podemos conocer la naturaleza ultima de la propia materia; por otra parte, hay ciertos sucesos de los que no nos damos cuenta al estar ocultos en las zonas oscuras de la conciencia, a las cuales solo podemos llegar mediante el sueño, en los que aparece no como pensamiento racional, sino como imagen simbólica.

El estudio de los sueños fue lo que facilitó primero a los psicólogos investigar el aspecto inconsciente de los sucesos de la psique. Freud fue el primero en explorar empíricamente el fondo inconsciente de la propia consciencia. Trabajo bajo la suposición de que los sueños no son algo casual, sino que están asociados con pensamientos y problemas conscientes. Averiguó que ciertos síntomas neuróticos, caso de la histeria, ciertos tipos de dolor y la conducta anormal tienen un significado simbólico. Mediante la técnica de la asociación libre redujo los sueños a ciertos tipos básicos y con el psicoanálisis pudo explorar el inconsciente del paciente.

Karl Jung empezó a dudar del método freudiano propio del sueño. Consideró que el sueño expresaba algo específicamente que el inconsciente trataba de decir. No le interesaban los complejos del paciente, sino una finalidad de mayor alcance por el papel que desempeñan los sueños y sus imágenes simbólicas.

Los sueños son difíciles de entender al tener una estructura diferente de lo racional, amontonándose imágenes contradictorias de modo que el soñante pierde el normal sentido del tiempo y las cosas, como si el inconsciente ordenara el material de una manera diferente a como presentamos los pensamientos en la vida consciente.

El estudio del hombre primitivo y del hombre actual demuestra lo propensos que son ambos para crear simbolos con base en el sueño. Muchos sueños presentan  imágenes y asociaciones análogas a las ideas, mitos y ritos primitivos. Freud llamó a estas imágenes soñadas “remanentes arcaicos” pensando que eran elementos psíquicos supervivientes en la mente humana desde épocas lejanas. Pero la función general de los sueños es intentar restablecer el equilibrio psicológico produciendo un material onírico que restablezca, sutilmente, el total equilibrio psíquico.

No todos los sueños crean imágenes individuales. Las representaciones colectivas son iguales a las emanaciones de los sueños de las edades antiguas. Buena parte de los símbolos oníricos derivan de lo que Jung llamó el “inconsciente colectivo”, esa parte de la psique que conserva y transmite la común herencia psicológica de la humanidad. Son símbolos casi desconocidos para el hombre moderno, solo al alcance de personas como Picasso, razón por la cual pidió a Dora Maar que fotografiara las distintas etapas del cuadro para observar las metamorfosis operadas. Según el artista malagueño “se percibiría la senda por donde el cerebro se dirige hacia la materialización de su sueño”.

El hombre moderno lleva supervivencias de una mitología abundantemente. Picasso ha sido un recreador de esta temática a niveles asombrosos. A veces resulta difícil reconocer que la vida del hombre actual esta llena de mitos y de símbolos, debido a que el hombre se ha ido desacralizando.

Mircea Eliade dijo que puede intentarse una renovación espiritual del hombre a través de estas imágenes oníricas, aunque estén gastadas, ya que el hombre sigue alimentándose de ídolos. Es tarea del hombre actual poner en juego el rico tesoro de imágenes que lleva consigo para contemplarlas en su pureza virginal.

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