El Guernica según Santiago Sebastian X. Sobre la interpretación histórico-política




Hecha la lectura y la interpretación, hay que referirse a la interpretación más generalizada, la histórico-política fundamentada en el nombre del propio cuadro y alimentada por el mismo pintor, que condicionó la devolución del cuadro al patrimonio artístico español a un cambio político; la obra fue encargada por el Gobierno de la Republica y también pagada.

Calvo Serraller dijo que los motivos políticos convirtieron “a esa obra en el símbolo plástico más popular de nuestro siglo”. Desde el momento de su presentación al público en Paris, frente al pabellón alemán, en la Exposición Internacional de Paris, muchos quisieron ver en ella una obra de propaganda política y que por esa razón Picasso unió la composición a un motivo concreto e histórico: Guernica.

Para algunos autores, la supuesta interpretación histórico-política era simplista y falta de coherencia. Marrero Suárez destacó en 1955: “La transcendencia de este cuadro ha sido dañada por una propaganda política y funesta… el elemento político que en el cuadro pudiera haber desaparece por completo para ganar una dimensión espiritual más allá de todo genero de historicismo. El cuadro, y hoy más que nunca, no es una ilustración a un bombardeo determinado… Es el drama de miles de ciudades europeas impotentes ante la fuerza bruta”. En 1956 Camón Aznar dijo: “Picasso simboliza, más que un hecho concreto de la guerra española, la alegoría de los sufrimientos y de la tenebrosidad de la guerra”.

Wiesenthal dijo: Es difícil leer en esta obra y el significado simbólico de algunas figuras, sobre todo del toro, ha sido objeto de largas discusiones. No es la obra de un político y se diría tampoco la obra de un pintor comprometido políticamente, como ciertamente lo es Picasso, sino sobre todo de un creador de mitos”.

El poeta y escritor vascos Juan Larrea, defensor de la posición histórico-política, trató incansablemente de arrancar a Picasso su aquiescencia a favor de sus polémicas tesis, llegando a pedirle una declaración jurada sobre el significado de algunos símbolos.

También escritores de lengua alemana como Rolf Linnenkamp y el grupo de la revista “Kunst unterricht” (1974), en el libro-revista Colectivo Picasso und der Spanische Bürgerkrieg. Guernica. (Berlín, 1975) ha defendido la tesis histórico-política.

La Unión Soviética también vio una presentación antifascista en el Guernica, pero la obra contradice los requisitos del realismo socialista soviético y los críticos de arte rusos rechazaron el cuadro como una perversión estética y al pintor como un demente ya que era capaz de crear “monstruosidades repugnantes”. Solo en 1948, cuatro años después de que Picasso se afiliara al Partido Comunista Frances, los críticos soviéticos empezaron a elogiar el Guernica.



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